lunes, 29 de marzo de 2010

El Romanticismo Pictórico

Es un movimiento artístico e intelectual europeo que se extiende aproximadamente desde 1800 hasta 1850. El romanticismo no puede ser identificado con un estilo singular, con una técnica o con una actitud, pero sin embargo la pintura romántica se caracteriza por una aproximación muy imaginativa y subjetiva, intensidad emocional y por un carácter visionario u onírico. Mientras que el arte clásico y neoclásico es mesura, claro y completo en cuanto a la expresión, el arte romántico se caracteriza por esforzarse en expresar estados de ánimo, sentimientos muy intensos o místicos, así como por eludir la claridad y la definición. El escritor alemán Ernst Hoffmann definió la esencia del romanticismo como la “infinita añoranza”. En la elección de temas, los artistas del movimiento romántico mostraron predilección por la naturaleza, especialmente en su aspecto más salvaje o misterioso, así como con asuntos exóticos, melancólicos o melodramáticos que producen miedo o pasión. El paisaje se convierte en ideal más que en un motivo, viene a ser un medio para expresar la intimidad del pintor; por esta razón, el paisaje en el cuadro romántico suele estar impregnado de melancolía, y muestra efectos fantásticos que prolongan las cosas y el cielo de acuerdo con la exaltación momentánea del pintor.

Los románticos reivindicaron el individualismo, el subjetivismo y las pasiones.
Son óleos y acuarelas donde predominan la viveza de los colores y la expresividad de los rostros.

El retrato romántico suele ofrecer un interés mayor, por cuanto trata de reflejar mejor el espiritu del pintor antes que el de la persona en cuestión.


Los pintores del Romanticismo más importantes son Teodoro Gericault y Delacroix


Contexto del siglo XVIII

La palabra `romántico' se asoció con escenarios salvajes, perspectivas sublimes, ruinas y una tendencia que se manifiesta en un énfasis creciente por la ascética de lo sublime como oposición a la belleza. El escritor y estadista británico Edmund Burke, por ejemplo, identificó la belleza con la delicadeza y la armonía, y lo sublime con la inmensidad, la oscuridad y la capacidad para inspirar terror. También durante el siglo XVIII, los sentimientos comienzan a ser más importantes que la razón. La poesía romántica inglesa y alemana apareció en la década de 1790 y a fines del siglo experimentó un cambio desde la razón hacia los sentimientos. Éstos y la imaginación comenzaron a reflejarse en las artes como en las visionarias ilustraciones del poeta y pintor inglés William Blake, los cuadros de pesadillas de su amigo el pintor suizo-inglés Henry Fuseli y los sombríos grabados de monstruos y demonios realizados por el pintor español Francisco de Goya.


Durante el siglo XIX España e Inglaterra mantuvieron una relación especial. El apoyo prestado por Gran Bretaña frente a la invasión francesa hizo que los españoles miraran con simpatía a los británicos. Por su parte, pintores y literatos británicos veían a España como un reino que les ofrecía la quintaesencia del idealismo romántico. Viajaban por la península buscando un paisaje natural y auténtico, ya que la revolución industrial todavía no había degradado el paisaje peninsular. Estaban atraídos por el exotismo, el misterio, el embrujo y el pintoresquismo que aún caracterizaba la vida en España. Los pintores ingleses huían de las ciudades y de los estragos que estaba causando el supuesto progreso y la revolución industrial en Inglaterra; aquí encontraron sus buscados paisajes naturales y auténticos.


En Inglaterra encontramos el nuevo modo de sentir y entender la naturaleza y las primeras rupturas con las fórmulas naturalistas del racionalismo a través de las teorías de A. Cozens (1717-1786), autor de un tratado sobre composiciones paisajistas, y de la obra de J. Constable (1776- 1837) y W. Turner (1775-1851), los más destacados paisajistas del romanticismo británico e interesados en reflejar las variadas emociones y estímulos de una naturaleza violenta y en transformación, con sus cielos ilimitados y turbulentos, repletos de luces, sombras y claridades y una utilización técnica abocetada y suelta que llega hasta la disolución en Turner o la pura descripción en el caso de Constable.



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